Aplicando lo que hemos aprendido en nuestro curso de «Cosmetología y Dermofarmacia», continuamos explorando las posibilidades de nuestras plantas más cercanas. Y ya que estamos en otoño, comenzaremos con la reina de los bosques coloridos: hoy le toca el turno a nuestra querida haya.

El haya ha sido tradicionalmente utilizada para afecciones cutáneas. Los frutos (hayucos) proporcionan un aceite vegetal que se utilizaba para pomadas en lugar de la vaselina. Teniendo en cuenta que la vaselina que se encuentra actualmente a nuestro alcance proviene del petróleo; merece la pena no perder de vista ests uso.

El líquido resultante de la destilación de la madera seca de haya, de aspecto jabonoso, también se utilizaba para diversas afecciones cutáneas.

Pero es en los hayucos, y concretamente en los brotes embrionarios del haya, donde se encuentran los principios más valiosos del haya. Se trata de un complejo vegetal rico en péptidos, además de flavonoides, hormonas vegetales y fitoestimulinas. De nuevo nos encontramos con las «famosas» hormonas vegetales que nos protegen del temido envejecimiento cutáneo.

Los brotes embrionarios del haya (extraídos de nuestros queridos hayucos) se utilizan en cosmética con los siguientes fines:

• Alteración del microrrelieve cutáneo (o sea, arrugas)
• Pérdida de elasticidad
• Sequedad cutánea
• Disminución del espesor cutáneo
• Marchitamiento de la piel

Puedes conocer más especies vegetales de nuestro entorno de Luna en nuestro rincón del herbario en la página de Fitoterapia Cantábrica de Luna